Día Internacional de la Mujer: Homenaje a la Esc. Eleonora Casabé

Entrelíneas N°43

Newsletter al notariado

Marzo, 2023

una trayectoria ejemplar e inspiradora

Eleonora Casabé

Elenora Casabé es, definitivamente, una de las mujeres que más ha marcado la profesión notarial. A 50 años de su ingreso al mundo del derecho, y en ocasión del Día Internacional de la Mujer, rendimos homenaje a quien supo abrir nuevos caminos en la vida institucional de nuestro Colegio, destacándose en ámbitos diversos como la academia, la docencia, la dirigencia y la actividad profesional. 

La escribana Casabé sentó precedentes en muchos temas jurídicos, con una visión precisa del derecho, que conjuga de manera certera, la teoría y la práctica, y la realidad política. Esa solidez también definió su actuación en la dirigencia notarial, en la que tuvo un rol protagónico en gestiones que son recordadas aun con el paso del tiempo. A esos títulos y logros, hay que sumarle el profundo respeto que ha sabido cosechar por su labor profesional, su profunda humanidad y sensibilidad, en las generaciones que siguieron su trayectoria.

Carrera académica

“Accedí a esta profesión por casualidad: ejercía como abogada y estaba lejos de dedicarme a la escribanía”, cuenta Eleonora. Recuerda que llegó a la profesión casi por accidente, cuando su marido, Tito Finkelberg, se encontró con un excompañero de la facultad que era escribano adscripto de un titular de registro recientemente fallecido y ella decidió darle ayuda en su escribanía.

“Como a este escribano le gustaba navegar, me fue pidiendo colaboración, me fui involucrando y fue un aprendizaje terrible. Fue así que me pidió que me anotara en la  Práctica Notarial, y así fue.”

En la segunda escribanía donde realiza su práctica, conoce a Natalio Etchegaray, a través de una escribana de ese registro que formaba parte de sus grupos de estudio: “Natalio le gustó mucho. Como me interesaba y preguntaba, me invitó a dar clases en la Facultad: empezamos a dar Técnica Instrumental, era un placer”, evoca.

Después de trabajar intensamente, logra la adscripción al registro que dirigía Nicolás Morano. En ese lapso, se abocó al estudio de la validez del pago en moneda extranjera y, en 1989, fue convocada por Tito de Hoz para exponer en el Congreso Nacional de Derecho Registral, donde conoció y forjó una entrañable amistad con el doctor Jorge Alterini.

En esos años de turbulencia monetaria, expone sobre el tema en el seminario Laureano Moreira, que entonces era organizado por el Instituto Argentino de Cultura Notarial (hoy la Academia). Así, dio su primer gran paso en la vida institucional del Colegio. “Con Natalio desarrollamos el modelo de hipoteca en moneda extranjera y que luego recorrió el país, pero por una indisposición no pudo exponer y quedé al frente de esa presentación. Fue todo un éxito”, recuerda.

Esa exposición tuvo como nexo al escribano Max Sandler, quien tras la respuesta de los asistentes, la invitó a participar en el  Ateneo de la Academia. Al enfermarse Sandler, éste le pidió: “prometeme una cosa: la única que puede ser directora del Ateneo sos vos”, y así fue como entré a este mundo: congresos, ponencias, publicaciones junto al doctor Alterini”.

 

Después del largo trayecto, la vida académica y el accionar profesional, ¿cómo conviven?

“Concibo a la profesión con asesoramiento, no me importa si esto termina o no termina en una instrumentación, la gente tiene que sentir que nosotros somos profesionales de derecho”, afirma.

La dirigencia notarial

Su primera participación en la vida política fue para Convocatoria Notarial, agrupación que consagró a Agustín Braschi como presidente, a inicios de la década del ‘90:

“Ganamos las elecciones por muy poquitos votos de diferencia. Yo era la última vocal suplente, pero Agustín me quería muchísimo y me daba un lugar espléndido, así que me hacía ir a las reuniones de Mesa Directiva y allí creamos los desayunos de trabajo junto a Jorge Taquini, recibiendo grupos de escribanos, conociendo cuáles eran sus inquietudes, sus propuestas”.

 

¿Qué marcó esa experiencia?

“Empecé a concebir la posibilidad de una modificación de un cambio estructural en un Colegio que -en realidad- tenía una impronta muy masculina”, enfatiza.

La primera secretaria y la primera vicepresidenta. En 1995, el escribano Carlos D´Alessio la convocó como secretaria para su segunda presidencia. “¿Vos estás seguro? Muy seguro, me contestó”, recuerda. “Fue un placer trabajar como secretaria del Colegio, una de las de las cosas más lindas que he tenido en mi vida política. En los primeros días que venía, hubo que cambiar todo, porque la papelería, los sellos, todos decían secretario: es que no había habido nunca una secretaria mujer. Fui la primera mujer secretaria del Colegio, y después fui la primera mujer vicepresidente, con lo cual fue abrir camino. En todos los Consejos Directivos en los que estuve, fue con una dirigencia excelente”.

Experiencia federal. Después de esa experiencia junto al escribano D´Alessio, ocupó el mismo cargo, pero acompañándolo cuando fue presidente del Consejo Federal del Notariado Argentino, entre 1998 y 2000. Aquella gestión fue la última vez que un dirigente de la Ciudad de Buenos Aires estuvo al frente del CFNA.

El regreso 2009-2013. En esos cuatro años, estuvo nuevamente al lado de D´Alessio como vicepresidenta, un período en el cual se lo recuerda como una de las gestiones más trascendentes en la vida institucional. “Se consiguieron muchas cosas. Una fue el cheque cancelatorio y allí estuvimos en la creación de los CEDINES”.

“Otro hito importante fue el rol que tuvo el Colegio en las modificaciones legales para la ley sobre lavado de dinero, cuando los escribanos fuimos incorporados como sujetos obligados: allí me contacté con la primera dirigencia de la UIF, con el doctor Santiago Rabinstein, con quien seguimos siendo amigos hoy. De la mano de él, llegamos a la Facultad de Derecho y dimos un posgrado en políticas de prevención de lavado de dinero. Es decir, el tema político permitió además posicionar al Colegio de Escribanos en otros ámbitos”, evoca Eleonora.

El foco en la sociedad. “La campaña Cuidá lo tuyo es otro hito en el cambio con la comunidad, que luego se convirtió en campaña nacional. Y todos los aportes académicos realizados que se plasmaron en las modificaciones al Código Civil”, enfatiza, refiriendo a los trabajos preliminares a la unificación de los Códigos Civil y Penal, para los que el Colegio convocó a figuras como la Dra. Aída Kemelmajer y el entonces presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el Dr. Ricardo Lorenzetti.

La escribana resume: “Todo eso es la enorme satisfacción de haber hecho esta conjunción entre lo que es la conducción y el acercamiento a la sociedad y, además, soy una convencida de que para ser un buen dirigente hoy, es necesario tener una excelente formación”.

 

La familia como soporte

“No provengo de una familia de escribanos y todo lo que he conseguido, lo he conseguido en base a esfuerzo personal”, asegura Eleonora. En la construcción de esa sólida trayectoria profesional tuvo -y tiene- a su lado a “Tito” Filkenberg, como se lo llama cariñosamente.

En la vida del Colegio se invierten los roles: Tito es el esposo de Eleonora, no Eleonora la mujer de…

“Sí, [se ríe]. Recuerdo una experiencia muy divertida. Cuando ganamos las elecciones en las que fui secretaria, estábamos brindando y el escribano Hirsch le dijo a mi esposo: “Usted es el señor Casabé”, y mi esposo le dijo “no, no, yo soy el esposo de Eleonora, pero Casabé es su apellido de soltera. A mi marido nunca le molestó, siempre me acompañó y -además- sentía realmente mucho orgullo”, define en medio de lágrimas.

“No podría haber hecho todo lo que hice, si no hubiera tenido el acompañamiento de la familia. Mi marido ha sido el eje fundamental, estuvo conmigo en todo momento. Mis hijas son lo más maravilloso que he tenido, las dos son súper exitosas y Mariana siguió nuestros pasos. Está conmigo: pese haber conseguido su propio registro, está conmigo en la escribanía, somos muy compinches y siente profunda admiración, no deja de decírmelo y tengo un profundo respeto”.

“No podría haber hecho lo que hice, si no hubiera tenido un compañero maravilloso y dos hijas como las que tuve, por eso doy gracias a la vida. Me dio todo lo que quería, colmó todos mis esfuerzos. Creo que esto es lo mejor que a uno le puede pasar”.

Gracias, querida Elenora, sos parte de todos.

Eleonora, por sus mentores, amigos y herederos

Mariana Finkelberg

Para el mundo amplio del derecho, Mariana es la hija de Tito Finkelberg, el prestigioso abogado, especializado en derechos de autor y brazo jurídico de enormes creaciones como Ediciones de la Flor. Pero para el mundo notarial, Mariana es la hija de la escribana Eleonora Casabé, con quien también tuvo el privilegio de compartir el registro durante 5 años, hasta que logró acceder a la titularidad del suyo. Mariana quiso estar presente con su voz en este reconocimiento:

“Es un homenaje que me llena de orgullo y de emoción. Es imposible para mí no fusionar el rol de colega con el de hija, aunque creo que sos la madre notarial de unos cuantos. Gracias, gracias por compartir tu conocimiento, por hacerlo conmigo, pero también con todos tus colegas y, sobre todo, con los más jóvenes.

Has logrado -y tal vez tiene que ver con lo femenino- el amor de toda la gente que te rodea, sean escribanas o escribanos, el personal del Colegio, los alumnos de la facultad… Creo que es por tu gran empatía y por tu poder de escucha. Y es esa misma empatía la que me enseñás a tener en el ejercicio de esta profesión a la que amás, a la que vos humanizás.

Inspiraste a nuevas generaciones de escribanas a entrar a la profesión, y también te lo agradezco. Y en tiempos de tantas grietas, es un orgullo sentir el unánime reconocimiento de todos tus colegas. Y eso es la cosecha de una siembra que este año celebra 50 años, que ha sido un camino largo, repleto de desafíos y que espero poder seguir acompañándote como hija y como colega. Por otros 50 años más. Te amo mamita”.

Natalio Etchegaray

Natalio es mucho más que el Escribano General de Gobierno de la Nación, aquel que rubricó las primeras escrituras de la democracia por 1983 y actuó como tal hasta 2015. Es un referente clave de la Academia Nacional del Notariado y de la formación de tantos colegas. Es, también, el hombre afable, cariñoso y respetuoso, cuyas palabras nadie olvida. Por esas circunstancias de la vida, fue uno de los grandes mentores de la trayectoria política y académica de Eleonora Casabé.

En exclusiva para esta edición especial, Natalio dijo presente:

 

Querida Eleonora:

                             A cincuenta años de tu ingreso al notariado, cuando eras una joven abogada que elegía un nuevo camino para desarrollar su capacidad intelectual y profesional, me parece oportuno recordar tu ingreso a aquel grupo de estudio en el que los colegas nos reuníamos semanalmente, para analizar los casos que la realidad socioeconómica nos presentaba a diario en nuestras respectivas oficinas.

                                Tal vez de ese choque brutal entre teorías jurídicas y realidad, se fue desarrollando en vos esa necesidad de analizar dialécticamente la legislación y las doctrinas, para tratar de encontrar el enfoque justo en el momento de aplicar el derecho sustantivo en el documento notarial, sin olvidar, por cierto, la posibilidad de una etapa procesal.

                              Y cuando digo dialéctica me refiero, como dicen los diccionarios, a “ese impulso natural del ánimo, que lo sostiene y guía en la investigación de la verdad, mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí”. Ese desafío intelectual de no desdeñar posiciones teóricas, sino analizarlas y jugarse por la que entiendes corresponde, es tu virtud como docente, académica, dirigente notarial y sobre todo en el ejercicio profesional, que es el espacio en el que debemos aplicar los principios jurídicos.

                           Por ello, me uno al merecido homenaje a tu medio siglo de operadora del derecho como notaria, docente, académica y dirigente notarial, resaltando asimismo los logros obtenidos en los largos años como Directora del Ateneo de la Academia Nacional del Notariado, verdadero semillero de nuevos académicos. Tu personalidad lo hizo posible.

                          Felicitaciones y todo mi cariño.

         

                                              Natalio Pedro Etchegaray

Banfield, Febrero 2023

Carlos Ortega

Carlos Ortega fue y es compañero y amigo de Eleonora. Pero sobre todas las cosas, un gran admirador de su figura y reconocedor de su carrera. Le dedicó unas palabras:

“Haberla, conocido y llegar a ser amigo de Eleonora es un verdadero privilegio que me deparó la vida notarial. Compartimos algunos años en el Instituto de Derecho Registral, campañas políticas e institucionales, dos consejos directivos en los que ella se desempeñó como secretaria y vicepresidenta respectivamente, y hasta hoy nos reunimos en un grupo de consultas que ella dirige”.

“Me resulta imposible abarcar la enorme cantidad de logros, cargos, títulos, premios y honores que recibió a lo largo de su muy fecunda labor profesional, docente, académica e institucional. Esa carrera de excelencia es reconocida por todo el notariado, tanto en el ámbito nacional como internacional. Pero prefiero referirme ahora a sus dotes personales. Quienes gozamos de su amistad, la apreciamos por su lealtad a carta cabal. Como dirigente notarial, su tarea fue incansable e intachable. Como docente, nos ha esclarecido a todos quienes asistimos a sus cursos, nutriéndonos con su gran capacidad didáctica, expositiva y conceptual.

Pero, fundamentalmente, quiero destacar la generosidad con la que comparte su conocimiento. Viajera incansable, no dudó en trasladarse a cada rincón del país o del exterior, donde su presencia era y es requerida, sin descuidar por ello a su entrañable familia.

No puedo dejar de señalar, por un lado, su gran sentido del humor. Y, por el otro, su entereza y fortaleza ante la adversidad en los duros momentos en que le ha tocado atravesar.

Estimadísima Eleonora: desde mi humilde condición de alumno -siempre- y de esporádico colaborador, quiero agradecerte profundamente todo lo que nos has brindado y, en esto, siento que represento a una multitud de colegas beneficiarios de tu sabiduría. Solo me resta felicitarte, desearte lo mejor para vos y tu querida familia y que tu lucidez nos siga iluminando por muchos años. Una vez más, gracias Eleonora”.

Mujeres en el notariado: una tendencia que crece

El notariado ha pasado a ser una profesión con impronta femenina. Las estadísticas lo dicen rotundamente: en el último año, de cada 10 juramentos, casi 8 lo hicieron mujeres.

Y esta cifra se condice con los números actuales: las mujeres escribanas son 1224, mientras que los hombres son 747. Es decir, un 62% de la matrícula son escribanas.

Casi el 80% de las juras 2022 para registros fueron de mujeres

Hoy son más de 6 cada 10

Significa un crecimiento del 166% respecto a 1980

Datos para entender el contexto.

A nivel nacional, de unos 8.000 escribanos en Argentina, el 60% también son mujeres. Pero en países como Italia, las mujeres tienen apenas el 30% de representación. 

De ratificarse esa tendencia en CABA, la brecha comenzará a ensancharse en los próximos tiempos. Lo confirma también la escribana Mariela Del Río, quien está al frente de los cursos de Capacitación del Colegio para aspirantes a la función notarial:

“Nuestra profesión era considerada una profesión de hombres, en la cultura romana y española. Creo que uno de los motivos que hace que las mujeres se inclinen por el notariado (a pesar de los estrictos exámenes que deben superar para obtener el acceso a la función) es la independencia, la posibilidad de manejar los tiempos de trabajo y compatibilizarlo con las restantes tareas que realizamos las mujeres, sobre todo las familiares”, entiende Mariela. “Muchas coinciden que les atrajo del notariado, la libertad en el manejo de sus tiempos, ser una profesión conciliadora, empática, que tiene como base la justicia preventiva para evitar el litigio. 

Por otro lado, hay un fenómeno social que no podemos dejar de tener en cuenta: la cantidad de mujeres es mayor a la de los hombres y la igualdad de género van aumentando día a día en todos los ámbitos, aunque nos queda aún un largo camino de profunda transformación que recorrer. Hoy como coordinadora de los cursos de práctica notarial veo gran cantidad de mujeres y hombres y celebro que puedan compartir espacios de educación y desarrollo profesional sin distinciones”.

Giselle Caudana es una de las últimas escribanas matriculadas del Colegio. ¿De qué área profesional viene, por ejemplo, una flamante escribana? “Desempeñé la carrera de abogacía por 20 años en los cuales transité por muchos fueros desde lo laboral en mis inicios, luego en lo civil y profundizando durante años el fuero comercial y societario. Fue muy útil en mi carrera, enfrentar nuevos desafíos que me permitieran crecer en lo personal y en lo profesional. Fue así que realicé un master en Administración de Empresas (MBA) en una prestigiosa universidad de altos estudios local (CEMA) y hasta incursioné en la labor legislativa logrando se parte de la redacción de una ley aprobada en el Congreso Nacional. 

Como abogada creo haber logrado mis objetivos propuestos tiempo atrás, aunque mi interés siempre estuvo en el asesoramiento preventivo y redacción de contratos, más que en el litigio, por lo que a esta altura de mi vida, ya con 45 años, he decidido continuar mi carrera como Escribana”, comentó. 

Giselle, madre de dos niñas, destacó: “Este nuevo desafío implica para mí reconvertirme a una nueva profesión que entiendo tiene un rol más social por cumplir una función de fedataria pública, y me da la posibilidad de aplicar también toda la experiencia ganada durante estos años, esperando darle a la sociedad una mejor versión de mí y de mis conocimientos que se complementen con los de la función de escribana”.

Cambios de las últimas décadas. Cuando decimos que es un saber profesional que en términos cuantitativos ha ido convocando a mujeres, nos remitimos a las estadísticas. En los albores de la democracia, las escribanas eran un cuarto de ese mapa, pero a inicios de este siglo ya eran prácticamente la mitad: ya habían igualado a los hombres: en el año 2000, eran 988 hombres y 926 mujeres.

¿Qué ha pasado durante estas dos décadas entonces? A partir del año 2001, con la sanción de la Ley 404 que regula la función de los escribanos en la Ciudad, los exámenes de idoneidad para la adscripción o la titularidad ganaron prestigio por su rigurosidad. Dos veces al año, un promedio de 500 abogados y abogadas se presentan a rendir exámenes, luego de haber superado un curso de práctica notarial. Ese cambio, seguramente, haya animado a más mujeres a rendir y confiar en esa preparación académica. Claro que esta participación tiene coherencia con la creciente inserción de la mujer en el mundo laboral, conquistando espacios antes más reservados a los hombres. 

La escribana Valeria Seibane es la actual prosecretaria del Colegio. Hace 20 años iniciaba su participación en el Consejo Directivo, tiempos en los que aún faltaba una década para que una mujer fuera la primera presidente de la institución, con la elección de María Cecilia Herrero de Pratesi. 

¿Qué diferencias notas en esa labor profesional?

“Desde lo profesional, siento que la mujer ha tomado protagonismo en los negocios y es habitual hoy en día que estén involucradas en ellos. A principios de mi carrera era mayormente una cosa de hombres. Hoy, la mujer contrata, negocia, resuelve. De todas formas, queda mucho camino por recorrer en la consolidación de los espacios”